Les damos la bienvenida a la Sala 11 de la Exposición Expandida. El tema elegido es «La ciudad como espacio social» y en ese marco, Yamandú Cuevas, colaborador y docente de Ártica, ha preparado esta muestra sobre una particular manifestación del arte urbano popular. Nos trasladamos entonces a Porto Alegre y San Pablo, Brasil, y miramos hacia arriba, bien alto, para descubrir la caligrafía urbana de los pixadores.
Cien mil platos (Pixadores en pixacción)
Yamandú Cuevas (curador)
Algunas calles de Porto Alegre son un verdadero túnel sonoro de gritos de papagayos que no son otros que los anunciadores. No es que hable despectivamente de ellos al llamarlos papagayos, es que ellos imitan deliberadamente a estas aves. Con esos gritos tan musicales y graciosos ofrecen tatuajes, piercings, cortes de cabello, relojes, cambio de dinero, agua, compra de oro, etc. Ellos gritan y juegan a lo largo de la cuadra armando una especie de música que termina por ser la de cierta parte de la ciudad. En las mismas calles, además de las tiendas, hay muchos vendedores callejeros que ofrecen mercadería mayoritariamente china exhibida sobre auténticas alfombras persas hechas en China. Con tanta cosa abajo sería difícil mirar hacia arriba si no fuera esta una ciudad de hermosos edificios antiguos, casi totalmente abandonados y absolutamente cubiertos de la acrobática caligrafía de los Pixadores. Al cabo de un rato de observar la ciudad uno se da cuenta de que no sólo tiene una música. También tiene una estética que se apoya en dos elementos: el abandono de muchísimos edificios y la total cobertura de los mismos con pixaciones. No solo los edificios abandonados son tomados por los pixadores, pero son los principales.
En San Pablo prácticamente no existen edificios abandonados pero sí Pixadores. En esta enorme ciudad “Capital de los Pixadores” los grupos trabajan de la misma manera. Buscan llegar a lo más alto de los más altos edificios para dejar allí su marca.
Los Pixadores no son circenses expertos que cuentan con arneses y materiales profesionales para escalar. Tampoco cuentan con ningún tipo de material más que sus manos y pies y de vez en cuando los hombros de algún colega. Y llegan a pixar en pisos del Nº 10 para arriba. Cada poco, alguno cae y muere. Cuentan con eso. Es parte del juego.
La Pixação es considerada “arte y acción política” por sus practicantes. Los Pixadores en Brasil, fundamentamente la colectividad paulista, toman la “x” para desmarcarse de los pichadores que hacen grafitis netamente caligráficos o de carácter político-propagandístico en la misma ciudad. La actividad artística de los Pixadores es una manifestación visual inserta en las prácticas creadoras populares que dibuja-escribe sobre muros y edificios. Ellos tienen una visión del mundo que no encaja con los acuerdos que rigen la vida urbana. Pixan hasta donde pueden y hasta que los capturen. La Pixación habla de algo que de otra manera no sería visto y que si no fuese por medio de la caligrafía aparentemente cifrada, difícilmente sería dicho.
Porque son los artistas mas notorios de la ciudad que organiza la famosa Bienal de San Pablo, decidieron que deberían formar parte de ella. Cuando la Bienal se conformó sin la presencia de ninguno de sus representantes, entraron por la fuerza en la jornada inaugural realizando una obra-atentado que consistió en pixar paredes y obras hasta que los guardias de seguridad pudiesen controlarlos. Fue realmente violento el hecho artístico que provocaron. Pero no sólo porque pixaran las obras de sus pares, sino porque dejaron de manifiesto cómo la institucionalidad de la Bienal excluye deliberadamente a quien es políticamente incorrecto. Al final, el escándalo mediático que disparó semejante acción, y la repetición en la TV del acto-atentado en plena inauguración, forzó a los organizadores a dedicar un panel que mostraba un grupo de videos de la forma de trabajar de los Pixadores. Los videos ponían mayormente el acento en las caídas y las muertes de los pixadores y no los identificaban como artistas. A su vez la ficha técnica de uno de los videos exhibidos rezaba: 6, Sin Título, 2008, documental. Es decir que ni siquiera los videoartistas que se dedican a investigar y trabajar visualmente con los Pixadores son nombrados.
Yo fui un joven de la resistencia a la dictadura en Montevideo, Uruguay, y salí a hacer grafitis que decían ¡Abajo la dictadura! En aquellos momentos me jugaba mucho más de lo que creía. Y nunca pensé que tuviera nada de artístico ese acto. No lo tenía porque no estaba en su cometido y además porque era tal el miedo que tenía mientras pintaba a mil por hora aquello, que lo menos que pensaba era en darle algún sesgo artístico a lo caligráfico. Además no se podía, se tenía que leer bien y punto. Era la consigna.
Cuando veo lo que hacen los Pixadores me impresiono menos que cuando veo cómo lo hacen, en qué marco. No cabe la menor duda de que lo que hacen es arte y también un acto político, porque se están arriesgando a cada segundo, jugándose cosas importantes como la vida y la libertad, para decir ¡Abajo la dictadura de las instituciones que se reservan el derecho de señalar qué es arte y qué no! ¡Esto es arte! Y si no quieren sopa, acá tienen: cien mil platos.
(Las imágenes fueron tomadas del catálogo de la 29° Bienal de San Pablo)
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