El 28 de agosto participamos en el conversatorio «Cultura, arte y propiedad intelectual en la era de la IA», organizado por ILDA (Iniciativa Latinoamericana por los Datos Abiertos). En la charla participaron Patricia Díaz Charquero, Micaela Mantegna y Mariana Fossatti, con la moderación de Sara Fratti.
Desde Ártica planteamos los peligros que conllevan las nuevas propuestas de endurecer las regulaciones de derecho de autor y señalamos que es preciso construir una perspectiva independiente tanto de la industria tecnológica como de la industria del entretenimiento. Tal como señalamos en nuestra serie de posts sobre el tema, es preciso abordar este problema poniendo el foco en el derecho a la participación en la cultura y en las prácticas artísticas reales.
Micaela Mantegna explicó cómo funciona la tecnología de la IA generativa y cómo interactúa (o no) con el marco legal del derecho de autor, mientras que Patricia Díaz planteó propuestas para favorecer la investigación de datos en América Latina.
Invitamos a ver la grabación de la conversación completa en el siguiente video.
En el post anterior les presentamos Paulina, el proyecto de datos para el dominio público en el que estamos trabajando en este momento. Paulina es una aplicación web que permite aprender sobre el patrimonio cultural de todo el mundo, y para lograrlo es necesario que las personas puedan acceder en su propio idioma. Recientemente estuvimos encarando esta tarea y de eso vamos a hablar a lo largo de este post.
En este post les vamos a contar sobre Paulina, un proyecto web que estamos presentando en colaboración con otras organizaciones y que busca facilitar el conocimiento y la colaboración en torno al patrimonio cultural en dominio público. Se trata de una herramienta, basada en Wikidata, que permite descubrir autores y autoras de todo el mundo, encontrar sus obras, conocer si están en dominio público y acceder a ellas. A continuación les contamos más detalles.
¿Cómo definimos la libertad cuando hablamos de cultura libre? Hace un tiempo escribí que la cultura libre no es solamente una filosofía, y que se manifiesta en prácticas concretas por las cuales hacemos libres nuestras obras cuando compartimos nuestro trabajo. Esto se refleja no solo en la ética de “compartir es bueno”, sino que se expresa concretamente en el licenciamiento que usamos, en dónde compartimos y cómo, y en el apoyo a reformas progresivas del derecho de autor. Ahora me gustaría retomar la dimensión filosófica de la libertad en la cultura libre, con la intención de clarificar para qué hacemos cultura libre y por qué la defendemos.
Ya hemos hablado en Ártica sobre las oportunidades que brinda Wikipedia a las instituciones culturales para difundir colecciones y colaborar con una comunidad global en la ampliación del acceso al patrimonio. Ahora vamos a hablar con más detenimiento de las posibilidades que ofrece Wikidata, un proyecto hermano de Wikipedia, y sobre algunas novedades en las que estamos trabajando al respecto.
Wikidata es una base de datos estructurados abierta y multilingüe. Con más de 100 millones de ítems, sirve para estructurar y enlazar conocimientos de muy distinto tipo, desde los cuerpos celestes hasta las especies de seres vivos, pasando por lugares, películas, obras literarias y muchas cosas más. Una de sus grandes utilidades es que permite conectar contenidos entre Wikipedia y otros proyectos Wikimedia, como Wikisource (una biblioteca libre), Wikimedia Commons (un repositorio multimedia libre) o Wikcionario (un diccionario libre). Pero esa función es solamente la punta del iceberg de todo lo que nos brinda Wikidata.
El 5 de diciembre estuvimos en el programa radial Mutualscrolling, del Centro de Cultura Digital de Ciudad de México, hablando sobre cultura libre y comunes digitales. El ciclo, conducido por Pamela Carmona, consistió en 5 programas dedicados a explorar prácticas de autonomía y apoyo mutuo en el espacio digital, como la reapropiación tecnológica, el cooperativismo de plataforma y las redes comunitarias, entre otras.
El programa en el que participamos se centró en los cruces entre la producción cultural y artística y los bienes comunes digitales. Abordamos el asunto desde la pespectiva del derecho humano a la participación en la cultura, indagando en la construcción de autonomía y en los desafíos que implica la gobernanza y la sostenibilidad de los bienes comunes. También tocamos el tema del lugar de la cultura libre frente a las plataformas comerciales de streaming. Finalmente, dimos nuestra opinión sobre la posición que debería adoptarse desde el movimiento de cultura libre sobre los conflictos en torno a la inteligencia artificial generativa, una posición que creemos que debería ser independiente tanto de las empresas tecnológicas como de la industria de contenidos, evitando caer en discursos conservadores que buscan seguir endureciendo la propiedad intelectual.
Les invitamos a escuchar la entrevista a continuación:
En nuestro último post de 2023 hacemos un repaso de lo que hicimos a lo largo del año y de nuestras reflexiones sobre los temas que nos ocuparon.
Este año continuamos trabajando en la coordinación académica de la Universidad Popular (UPo), un proyecto en el que colaboramos con otras organizaciones de la región y que es impulsado por CódigoSur. En la UPo se realizaron más de 20 cursos en línea gratuitos orientados a organizaciones sociales, que se enfocaron en tecnologías libres, comunicación, feminismos y ambiente. En paralelo a la coordinación académica, desde Ártica facilitamos dos cursos en la UPo: uno sobre licenciamiento libre del conocimiento y otro sobre creación de recursos educativos abiertos e interactivos con H5P. En paralelo al calendario de cursos gratuitos, la UPo también brinda apoyo para que las organizaciones puedan implementar sus propios proyectos de educación en línea.
Un tema sobre el que hablamos bastante este año en nuestro blog es el de la preservación web. En febrero escribimos un post contando los hallazgos interesantísimos a los que llegamos luego de analizar los más de 5000 enlaces a sitios web externos que pueblan más de una década de posteos en Ártica. Y en abril nos sumamos al pronunciamiento conjunto de la sociedad civil latinoamericana en apoyo a Internet Archive, la gran iniciativa sin fines de lucro que cumple un rol fundamental para la preservación de la cultura y la información en Internet, y que enfrenta un ataque legal preocupante por parte de editoriales multinacionales. En marzo un tribunal de primera instancia de Estados Unidos inexplicablemente determinó que las prácticas de puesta a disposición de libros de Internet Archive no estaban amparadas por el uso justo. Hace pocos días Internet Archive apeló la decisión, que probablemente llegue en algún momento a la Corte Suprema de Estados Unidos.
La masificación de la inteligencia artificial generativa para la producción de contenidos marcó una parte importante de la agenda en 2023. Desde Ártica decidimos emprender una reflexión más lenta y matizada, porque se trata de un tema que levanta polémicas y lleva a conclusiones tan drásticas como apresuradas. Es así que a lo largo del año, entre lecturas, conversaciones con gente amiga y participación en eventos internacionales, publicamos una serie de tres posts enfocados en IA generativa. En el primero, nos propusimos correr la discusión de la contradicción entre sectores industriales, el de contenidos y el tecnológico, para enfocarnos en las personas usuarias y en el derecho a producir y disfrutar de la cultura también con herramientas de IA. En el segundo, consideramos el plano de la libertad artística y las nuevas prácticas creativas que surgen con la IA generativa, intentando desmitificar la supuesta dicotomía “artistas vs. IA”. En el tercero y último post de la serie, concluimos con una reflexión en torno a la IA y los bienes comunes de la cultura y el conocimiento, en la que revalorizamos la centralidad de las personas y las comunidades que usan herramientas de IA para contribuir a los comunes y proponemos una serie de puntos para la democratización de la IA generativa. En esta serie encontrarán críticas a la forma en que se desarrolla actualmente la IA generativa y un análisis de sus problemas, pero esperemos, también, una perspectiva progresiva desde la cultura libre para la defensa de los derechos culturales, la libertad artística y los comunes.
Esta serie de posts está estrechamente relacionada con la participación en algunos eventos importantes de este año que termina. En junio, en la conferencia internacional RightsCon 2023, en San José de Costa Rica, fuimos parte del panel “Art in the age of automatic production: Regulation and social implications”. En octubre viajamos a la ciudad de México para la Creative Commons Summit 2023 y participamos en el evento paralelo “AI, creators and the commons”, organizado por Creative Commons y Open Future, y en el panel “Knowledge commons and the paradox of open”, también convocado por Open Future. Estas fueron conversaciones internacionales multidisciplinarias en las que pudimos traer nuestras perspectivas y a la vez, matizarlas y enriquecerlas.
Nuestra intención para 2024 es continuar aportando desde el pensamiento y la formación en cultura libre. Les deseamos un buen año en el que podamos seguir encontrándonos para aprender y reflexionar en comunidad.
Del 3 al 6 de octubre de 2023 tuvo lugar una nueva cumbre global de Creative Commons (CC Summit), la primera presencial desde la pandemia de covid. Ciudad de México fue la sede elegida para la CC Summit 2023, y el tema principal del evento fue “Inteligencia artificial y los comunes”.
Ártica estuvo presente en la Summit, donde nos reencontramos con personas y colectivos del movimiento de la cultura libre, con quienes pudimos intercambiar ideas alrededor de este tema. Se dieron debates interesantes en talleres y mesas de intercambio. Puntualmente, participamos en el evento paralelo AI, Creators and the Commons, organizado por Creative Commons y Open Future, y en el panel Knowledge commons and the paradox of open, también convocado por Open Future.
Nuestras intervenciones estuvieron en línea con las reflexiones que venimos desarrollando sobre inteligencia artificial generativa y derechos culturales (parte 1 y parte 2). Pero participar en estas discusiones nos permitió profundizar en esta serie, para reflexionar sobre la relación entre la inteligencia artificial generativa y la gestión de los comunes del conocimiento y la cultura. En este post reunimos esas reflexiones para contribuir al debate desde la perspectiva de los comunes.
En las conversaciones actuales sobre arte e inteligencia artificial generativa, es común que se coloque a estos dos términos como polos opuestos. Pero esta polaridad es limitante y necesitamos complejizar la conversación. Si en nuestro post anterior señalamos que restringir la IA generativa según los deseos de ciertas industrias de contenidos puede afectar severamente los derechos de las personas usuarias, en este hablaremos de cómo semejantes restricciones terminarían afectando prácticas artísticas emergentes que no son dañinas, y que por el contrario, representan nuevas exploraciones creativas que no se deberían censurar.
La idea de que hace falta restringir el uso de las herramientas de IA generativa para proteger los derechos de los artistas es quizás producto de una mala lectura de los “riesgos” que suponen estas herramientas para el trabajo artístico. Como dijimos en el primer post de esta serie, no es nuestro objetivo hablar de “riesgos” de la IA en general, ni de su aplicación en campos donde puede ser particularmente problemática (como la seguridad pública y la justicia). En el campo del arte y la creatividad, vemos más aspectos interesantes que peligros, pero existen formas sensacionalistas de hablar de este debate que alientan la falsa dicotomía “artista vs. IA” y que nos gustaría ayudar a desmitificar.
A partir de la disponibilidad de herramientas como DALL-E, Stable Diffusion o Midjourney para la generación de imágenes, y ChatGPT, Bard, Open Assistant o los cientos de bots conversacionales basados en LLaMA, millones de personas comenzaron a experimentar con la creación de textos e imágenes asistida por IA generativa. Las motivaciones para usar las herramientas son muy variadas, desde generar ilustraciones y carteles amateurs para ilustrar posts (como este) hasta experimentar nuevas posibilidades en el arte digital, pasando por tomar ideas para la escritura creativa o explorar lúdicamente las respuestas paradójicas que se obtienen al preguntarle al software por sus sentimientos o intenciones.
También se instalaron debates debido a presuntos “riesgos existenciales” y a supuestas infracciones al derecho de autor. Estos debates, en parte, fueron alimentados por las propias empresas que desarrollan estas herramientas, cuya estrategia retórica ha sido inflar tanto las virtudes como los riesgos de los modelos que desarrollan, dos formas complementarias de exagerar su potencia. Menos visibles, casi siempre, quedan los sesgos, fallas y limitaciones importantes que todavía tienen estas herramientas lanzadas al mercado de forma muchas veces apresurada.