Hoy en día todos nosotros, en mayor o menor medida, nos informamos, aprendemos, creamos, nos divertimos y nos comunicamos en Internet. Sin embargo, para sacarle el máximo provecho a la Red es necesario conocer su cultura. Las prácticas sociales y creativas de la Red, basadas en la libre expresión y la facilidad de compartir, han ido generando una cultura propia de Internet. Todos los que usamos la Red para crear, comunicarnos y/o trabajar deberíamos conocer esta cultura y tenerla en cuenta, para así aprovechar al máximo la Internet y no frustrarnos en el intento.
Para todo esto es esencial el libro Troll Culture, de Stefan Krappitz, que se publicó hace unos meses y está disponible en descarga gratuita aquí.
El libro hace un repaso muy exhaustivo de una de las prácticas más difundidas (y más temidas) de Internet: el trolleo.
Trollear es el acto de incomodar a la gente por diversión. La práctica del trolleo es habitual en Internet desde sus propios inicios y es moneda corriente en todas las comunidades virtuales. Si bien es algo que provoca enojo en los miembros de la comunidad, no pocas veces el trolleo es una actividad altamente creativa.
Ejemplos de creatividad troll en Internet
Un ejemplo ya clásico de este tipo de creatividad es la increíble votación de persona más influyente del año de la revista Time en 2009, que por obra de la acción colectiva de miles de personas, fue manipulada por completo y se convirtió en un gigantesco chiste. La revista Time debió aceptar los resultados de la encuesta que habían creado, la cual había sido manipulada (sin hackear el sitio), de manera que las iniciales de las 20 personas más influyentes formaban un acrónimo que era un chiste interno de la comunidad de internautas del sitio 4chan.
Otro ejemplo es el de David Thorne, un famoso troll de Internet que lleva a cabo acciones desopilantes, entre las cuales algunas de las más famosas han sido su intento de pagar una factura con el dibujo de una araña, y “El cumpleaños de Kate”, un evento en Facebook sobre una falsa fiesta de cumpleaños a la que confirmaron asistencia más de 60.000 personas.
Más cerca del mundo tradicional del arte se encuentra el proyecto artístico/troll Bootyclipse de Denis Knopf que se puede ver en Rhizome.org. En esta obra, Knopf trolleaba a los usuarios de Youtube que buscaban ver videos de adolescentes bailando de manera provocativa. Lo que hacía Knopf era cambiar los videos originales por otros en los que las adolescentes se hacían esperar y nunca aparecían. Esta obra sirvió como experimento para reflexionar sobre muchísimos temas, entre ellos las formas voyeuristas del erotismo, la relación entre lo íntimo y lo social en Internet, y el machismo de la sociedad.
Estos son solo algunos ejemplos citados Stefan Krappitz. Es posible encontrar muchísimos otros ejemplos todos los días.
Las características de Internet que crean una cultura nueva y peculiar
Algunas de las características de Internet que más han influido en su particular cultura son la rapidez de los intercambios, la velocidad con la que estos pierden actualidad o se borran, y la anonimidad. Estas características, que algunos consideran las culpables de muchos males de la Red, son sin embargo las que permiten un enorme flujo de creatividad.
– La fugacidad de los intercambios es una motivación a crear más contenidos.
– El flujo rápido invita a remixar contenidos creados por otros, sumando un valor agregado a la creación.
– La anonimidad permite crear e interactuar sin temor al ridículo o a valoraciones negativas.
Las imágenes, conceptos, chistes y creaciones circulan incesantemente en un sinfín de flujos y reflujos, de derivaciones y bifurcaciones, y algunos de estos contenidos (los más pegadizos, los que tocan un resorte común de la comunidad) triunfan y se establecen como memes, conceptos que se autoreplican con enorme velocidad y que pasan a ser parte de un imaginario colectivo de Internet.
Estas imágenes, conceptos o ideas, que suelen surgir a partir de chistes idiosincrásicos casi imposibles de rastrear y de someter a una genealogía, muchas veces son difíciles de entender para quienes no están metidos en la cultura de Internet. La ignorancia lleva en algunos casos a despreciar o a temer lo que pasa en la Red, perdiéndonos así de comprender una nueva cultura, que no es de por sí ni buena ni mala, sino que es la realidad de nuestra época.
Stefan Krappitz cita a un usuario de 4chan, una de las fábricas más grandes de la cultura troll de Internet, quien dice:
“4chan es el peor y el mejor lugar de Internet al mismo tiempo”.
Esta afirmación, con sus matices, podría aplicarse también a sitios como Taringa, Reddit, y por qué no a Twitter, Facebook y otras redes sociales donde los contenidos circulan a gran velocidad.
Contra lo que muchos creen, nunca se creó y circuló tanto arte y tanta cultura como hoy en día. Este flujo incesante de creatividad llega desde múltiples lugares. Ya no es monopolio de los artistas, sino que amateurs y profesionales de otras disciplinas le han perdido el miedo a crear. La nueva cultura es creada por muy diversos actores, y los que trabajamos en el campo del arte, la cultura y la educación deberemos acostumbrarnos a convivir y a nutrirnos de todas las fuentes que hay en Internet, o correremos el riesgo de no entender nuestra época y, lo que es peor, privarnos de los beneficios de la nueva cultura.
Sobre cultura digital también se aprende
Precisamente para ayudar a los artistas, creativos y profesionales de la cultura a conocer a fondo Internet y sus posibilidades creativas, en los próximos meses realizaremos en Ártica dos talleres online que tratan sobre estas nuevas formas de expresión. Se trata de Memelab: virosidad creativa en Internet y de Creatividad y su aplicación contemporánea en los nuevos medios coordinados por Luciana Ponte y Solimán López respectivamente, dos artistas que trabajan en profundidad con la cultura digital. Serán dos instancias muy complementarias para comprender aspectos como el trabajo con memes, contenidos virales, software libre, edición de imagen y video, entre otras posibilidades y herramientas.
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