Brasil, y en especial las gestiones de Gilberto Gil y de Juca Ferreira en el área de cultura, han sido desde hace más de una década importantes referentes internacionales en lo que se refiere al establecimiento de políticas públicas para una cultura libre. Desde el comienzo de la gestión de Gilberto Gil, a partir de 2003, Brasil impulsó fuertemente el desarrollo de software libre; lanzó la política de Puntos de Cultura que estimuló la diversidad cultural y promovió la cultura digital; trabajó en la reforma de los derechos de autor para hacerlos menos restrictivos; promovió la creación de políticas públicas con participación de la ciudadanía; y dio un fuerte apoyo a las prácticas colaborativas y al tejido de redes culturales.
Entre 2011 y 2014 se produjo en Brasil un traspié en los avances mencionados, con gestiones que cambiaron el rumbo democratizador y optaron por enfoques más ligados al sector corporativo.
Sin embargo, a comienzos de 2015 Juca Ferreira volvió a ser ministro de Cultura, y se dedicó desde el primer día a retomar y profundizar las políticas públicas culturales previamente desarrolladas, promoviendo además nuevas políticas que estimulan la diversidad, el acceso y la función social de la producción creativa.
Un repaso a algunas de las primeras medidas y acciones del Ministerio de Cultura de Brasil nos puede servir para entender el proceso que se está dando en las políticas culturales de ese país:
1. Puntos de Cultura
Una de las medidas más importantes es la expansión de los Puntos de Cultura, en el marco de la Política Nacional de Cultura Viva, para alcanzar el objetivo de llevar los Puntos de Cultura de los 3.500 actuales hasta un total de 15.000 en 2020. Los Puntos de Cultura son espacios e iniciativas culturales apoyadas por el gobierno (a través de dinero y de infraestructura) que se encuentran diseminados en todo el territorio y en especial en las comunidades más vulnerables. Los apoyos están dirigidos a manifestaciones culturales de todo tipo, evitando restringirlos únicamente a las manifestaciones de «alta cultura». Además, se desburocratizan los procesos de otorgamiento y de rendición de cuentas, eliminando requisitos que antes limitaban el acceso a las ayudas y permitiendo la auto-declaración como Punto de Cultura por parte de las entidades y colectivos culturales.
2. Fondos para medios libres
Otra medida importante, anunciada recientemente, es el lanzamiento de nuevas convocatorias a fondos nacionales para medios y contenidos culturales con licencias libres, además de fondos para la cultura indígena y para el establecimiento de redes culturales. Las bases de los fondos incluyen, además, interesantes definiciones acerca de lo que es un medio libre.
3. Desactivación de la ley Rouanet
Se ha comenzado a desactivar la ley Rouanet, una política que en teoría favorecía el mecenazgo privado, pero que en realidad era financiada casi en su totalidad por el Estado, sirviendo para ensalzar una falsa filantropía de las grandes empresas, y dejando los criterios de selección de financiamiento público de proyectos culturales en manos de los privados. En palabras de Juca Ferreira, esa política «no es buena porque genera concentración y porque casi el 90% del dinero se queda en la región Sudeste, el 80% en Río y São Paulo, y dentro de esas ciudades beneficia siempre a los mismos. Quien define cómo usar ese dinero, que es público, fruto 100% de renuncia fiscal, son los departamentos de márketing de las empresas. Y los proyectos que eligen son aquellos que benefician a la imagen de la empresa y a los artistas que menos necesidades tienen, lo que supone un refuerzo de la desigualdad. Y además casi el 100% del dinero es público, un dinero público que se decide con criterios privados… Si el dinero es público, no es mecenazgo.»
4. Diversidad cultural y acciones contra Facebook
En mayo de este año el Ministerio de Cultura de Brasil anunció que realizará acciones judiciales contra Facebook por atentar contra la libertad de expresión y la diversidad cultural, luego de que la red social censuró la foto de una pareja de indios brasileños, debido a sus políticas de censura de imágenes de personas desnudas. Juca Ferreira alegó, acertadamente, que la medida de Facebook atenta contra la Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales. «Nosotros no estamos obligados a importar la moral estadounidense (…) Ellos están agrediendo la soberanía brasileña y también a los pueblos indígenas, que van a tener que vestirse como no indios para aparecer en Facebook… Eso es un tipo de etnocidio simbólico». Juca adelantó además que llevará el tema a los foros internacionales para buscar que exista una regulación más democrática de Internet, en la que se limite el poder que hoy en día tienen las grandes corporaciones como Facebook. Estas acciones de Juca contra Facebook son especialmente importantes dado que ocurrieron una semana después de que la presidenta brasileña Dilma Rousseff anunciara un polémico acuerdo con Facebook para brindar el servicio Internet.org, el cual viola flagrantemente la neutralidad de la red y atenta contra los derechos estipulados en el Marco Civil de Internet.
5. Reforma de la ley de derechos de autor
La nueva gestión del Ministerio de Cultura reactivará la reforma de la ley de derechos de autor, sobre la cual ya había trabajado en 2010, para alcanzar un doble objetivo: a) garantizar un mayor control de la sociedad sobre los fondos que cobra la entidad recaudadora de derechos de autor ECAD, y b) eliminar las restricciones excesivas para un mayor acceso e intercambio de cultura en la era digital.
6. Vale Cultura
Juca anunció el restablecimiento de las negociaciones para la implementación más amplia posible del Vale Cultura, la tarjeta de consumo cultural diseñada para subsidiar el acceso a la cultura de los trabajadores y de los sectores de más bajos recursos.
7. Software libre y cultura digital
El Ministerio de Cultura de Brasil retomó el diálogo cotidiano con la comunidad hacker y con los desarrolladores de software libre, con el fin de combatir los monopolios corporativos sobre Internet y crear tecnologías pensadas para beneficiar a la sociedad: «El punto de partida es pasar de tan solo afirmar la cultura digital, a pensar cuál cultura digital queremos«.
Estas 7 políticas públicas son tan solo algunas de las líneas de acción que la nueva gestión de Juca Ferreira está llevando adelante en apenas 6 meses de trabajo. Se trata de un caso apasionante de puesta en marcha de un paradigma contrahegemónico de desarrollo cultural, apartado de la ortodoxia de las «industrias creativas», y llevado adelante por el Ministerio de Cultura de un país enorme, con una gran incidencia regional. Consideramos que este nuevo paradigma, que Pablo Ortellado denomina Economía Social de la Cultura, es un buen ejemplo para imitar por otros gobiernos que busquen implementar un modelo de políticas culturales cuyo centro sea la justicia social.
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