Desde que las actividades y contenidos culturales se digitalizaron y desde que Internet se ha convertido en un medio de comunicación que no se puede ignorar, todas las tareas relacionadas con la gestón cultural han cambiado y siguen cambiando. Y es en serio, no se trata de un cambio superficial con el que se pueda lidiar desde paradigmas tradicionales. Hay cosas que ahora se hacen diferentes en el mundo del arte y la cultura. Por eso es que continuamos con las propuestas formativas de Ártica en estos temas, sumando nuevos cursos y docentes, entre ellos a Dolors Reig, que nos ayuda a comprender qué le espera al gestor cultural y al artista en esta sociedad aumentada que ya no es meramente 2.0. Veamos en este post algunos de estos cambios, tan apasionantes como desafiantes.Algunas de las tendencias que consideramos más importantes en la cultura digital y que ningún gestor cultural o artista deberían ignorar, son:
– Los agentes de la cultura no constituyen cadenas de producción con una clara distribución de tareas, sino que ahora forman redes, donde se desdibujan los roles y de forma muy dinámica vamos asumiendo múltiples funciones como creadores, productores, distribuidores y comunicadores. La cooperación y el trabajo colaborativo no solo son deseables, sino sumamente necesarios. Quien no «coompite» en el mundo de la cultura, poco valor aporta y poco alcance tendrán sus acciones.
– Las herramientas de comunicación están cada vez más al alcance de artistas, gestores culturales y todo tipo de profesionales de la cultura. Hay una gran oportunidad para la independencia y la autogestión de la comunicación, pero hay que saber aprovecharla. Debemos ser capaces de entender que no debemos emular los mecanismos de la comunicación de masas en la época de la comunidad en red, distribuida y entre pares. La gestión cultural en esta época tiene que revalorizar la comunicación a escala humana, la interacción, el tejido de redes con sentido. Y todo esto da trabajo y requiere conocer de comunicación en red y de identidad digital.
– El acceso empieza a tener más importancia que la propiedad de los objetos culturales. Cobrar por el acceso a un disco o una película es cada vez más difícil (quizás nunca fue una buena idea después de todo). Eso implica pensar en nuevos modelos para sustentar la cultura y para vivir de la realización de actividades culturales. Nos lleva a la necesidad de conocer la nueva cultura digital, las formas en que se produce, distribuye y consume. Tenemos que pensar qué se valora en esta abundancia de contenidos gratuitos y accesos inmediatos. ¿Qué valor extra puede haber en un libro, en una web de patrimonio cultural, en un boletín de novedades de arte? Esto nos lleva al siguiente punto.
– La disponibilidad enorme de información, el flujo de imágenes y sonidos, la hipertextualidad de todos los objetos culturales, implican que las tareas de gestión cultural son en gran medida tareas de curación de contenidos. Se trata de aprovechar las redes y lo que viene de ellas para elegir lo mejor, para generar referencias que faciliten a otros acceder a aquella información más interesante, rica y oportuna. Y es que no esperamos del arte y la cultura solamente experiencias estéticas aisladas, sino experiencias de aprendizaje compartido.
– Y precisamente, como se trata de experiencias compartidas, la gestión cultural en la red debe ser la gran catalizadora de esas experiencias. Las obras de arte, los productos culturales, van a ser sostenidos por quienes los admiran, por quienes desean que existan y los protegen (porque los comparten) y por quienes sienten que en la cultura hay posibilidades de expresar una sensibilidad propia y a la vez compartida. Esto solamente sucede si hay una comunidad, que en la red se manifiesta a través de los medios de comunicación en línea, pero que es en definitiva una comunidad real. Entonces, si queremos ser exitosos como gestores culturales en red, tenemos que ser cultivadores de comunidades en torno a la producción cultural.
Orientar y ayudar a los profesionales de la cultura con estos desafíos es lo que nos proponemos con los próximos cursos de Ártica: la tercera edición de Gestión Cultural 2.0 y un curso más avanzado, para profundizar en el anterior: Gestión Cultural 3.0. No son necesariamente consecutivos, pero sí muy complementarios.
Gestión Cultural 2.0 (con los docentes Pilar DM, Jose Barcia y quien escribe, Mariana Fossatti ) es un curso online para acercarse a los nuevos modelos de negocio y financiación en la cultura, acercarse a las nuevas herramientas de comunicación y al desarrollo de actividades de marketing cultural basados en la buena gestión de la identidad digital.
En Gestión Cultural 3.0 vamos a analizar las tecnologías y tendencias que están cambiando profundamente las tareas de gestión cultural, al transitar de una web 2.0 a la 3.0. Haremos énfasis en la construcción y el cuidado de comunidades digitales para el arte y la cultura, factor crítico en todo proyecto cultural que se apoya en las redes. Y vamos a produndizar en dos roles fundamentales: el del community manager (el manager y animador de las relaciones en la red) y el del content curator (curador de contenidos).
Para el curso de Gestión Cultural 3.0 se une al equipo una gurú en estos temas, como lo es Dolors Reig, autora del blog «El Caparazón» de referencia absoluta en estos temas, y del libro «Socionomía». Dolors es speaker internacional, consultora y docente en innovación social, entornos colaborativos, dinamización de comunidades, redes sociales, tendencias web, empresa 2.0, social media, entornos personales de aprendizaje, educación 2.0, innovación educativa, ciberculturas, entre otros. Nos encanta trabajar con Dolors, no sólo por su experiencia, sino porque no viene de la tecnología, sino de las humanidades y el pensamiento crítico y tiene una perspectiva mucho más cercanas a los aspectos culturales que a los temas meramente técnicos.
Para finalizar este post, comparto algo que leí en un artículo de Simone Cicero acerca de las diez premisas de una «empresa a prueba de futuro» y que creo tienen mucho que ver con la gestión cultural actual. Si lo desean, cambien empresa por proyecto o por institución cultural, museo, teatro, discográfica, periódico cultural, atelier, galería, sala de conciertos, etc, sin importar si tienen presencia física, están solamente en Internet o son híbridos.
Si tuviéramos que resumir los diez mandamientos de “la empresa a prueba de futuro”, podrían ser:
- Renunciar a las ventajas competitivas
- Aceptar el cambio, no temerlo
- Crear una relación de empatía con la comunidad
- Crear productos y servicios hackeables
- Aportar soluciones a los problemas existentes y no crear nuevos problemas artificiales
- Búsqueda de la sostenibilidad, no únicamente el lucro
- Convertirse en una plataforma para la creación de valor y el intercambio entre personas
- Co-diseñar la empresa y convertirse en la empresa que la comunidad quiere
- No hay que buscar clientes, sino que se trata de buscar partidarios y embajadores
- Estar del lado justo (moralidad)
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