Iniciando una nueva sección, dedicada a artistas y creadores, entrevistamos a Yamandú Cuevas (Montevideo, 1962), quien nos habló de arte correo, dibujo, murales y también de su experiencia con la web y los medios sociales en Internet. Yamandú vive y trabaja en Playa Verde, en la costa de Uruguay. Es un creador que utiliza múltiples medios pero considera que “la construcción y la búsqueda de la armonía mediante el dibujo y la pintura”, es el hilo conductor de su trabajo. A través de su blog y su perfil en Flickr Yamandú comparte su obra y sus procesos, lo que le permite “mirarse en el espejo del mundo a través de Internet”. A continuación, la entrevista completa.
Internet y las redes sociales no han cambiado mi trabajo pero han incrementado muchísimo las posibilidades de mostrarlo y compartirlo. Eso ha significado un cambio importantísimo para mí. He sentido romperse -en parte- el mito de los peligros de la soledad del creador. Recibir crítica de personas de culturas y lugares remotos es absolutamente enriquecedor. Y estimulante.
Ártica: Sos uno de los impulsores del arte correo en Uruguay. Trabajaste también en murales callejeros. Contanos un poco sobre la experiencia de crear por fuera de las galerías.
Yamandú Cuevas: Como la correspondencia que mantenía con mis primos exiliados debía ser forzosamente autocensurada, pronto sentí la necesidad de elaborar una comunicación que tuviera otra forma. Una que me permitiese hablar en un código familiar más abierto y ambiguo. Que dijera con menos, más. Así me encontré haciendo arte correo mucho antes de saber que existía como tal.
Esa forma se convirtió para mí en una herramienta dúctil para decir a través de las imágenes. Aún cuando aquella relación epistolar finalizó, continué creando sobres y collages por el mero gusto de hacer. Bastante después, el día que Nelbia Romero vio todo aquel material en mi taller, me habló de la existencia del arte correo y me presentó a Clemente Padín, quien en un par de encuentros me trasmitió los principios ideológicos del movimiento con los que me identifiqué de inmediato. Esencialmente, con la idea de “el arte como bien de uso y no de cambio”.
Desde entonces, cuando no me alcanzan las palabras para decirle a alguien lo que pienso y siento sobre algún asunto, y a la vez quiero demostrarle mi afecto, le envío un arte correo.
Con los murales pasa algo similar, salvo que ellos tienen un público amplio. En el proceso de realización de una pintura callejera la vivencia directa con la gente es tan intensa, que como ninguna otra me expone a una forma de vivir el arte profusamente rica en intercambios. Ese insumo me es fundamental. Lo necesito como a los pomos de pintura.
Á: Has hecho dibujo, pintura, diseño gráfico, collage, instalaciones… ¿Hay algún medio en el que te sientas más cómodo? ¿Qué hilo transversal articula tus obras? ¿Siguen una misma línea o en cada disciplina te planteás líneas de creación y objetivos distintos?
YC: Me reconozco dibujante. Es dibujando como me siento más en mi sitio. Sin embargo el dibujo no llena todas mis necesidades expresivas y comunicacionales. Por eso lo he trascendido. Por la imperiosa necesidad de ir más allá de lo que con él puedo lograr. Desde muy pequeño jugaba dibujando estructuras con curvas y rectas inclinadas, de las que hacía aparecer elementos imaginarios que después pintaba. Cuando a los diez años vi por primera vez una obra constructiva (el mural de Alceu Ribeiro en la sede del CASMU 1) me sentí íntimamente convalidado y supe que yo haría “eso” el resto de mi vida. Así que me aventuro a afirmar que la construcción y la búsqueda de la armonía mediante el dibujo y la pintura, son las hebras principales de ese hilo transversal. Sin embargo soy dual, y como antepongo la comunicación del concepto a la forma, muchas veces necesito transitar caminos formales diversos.
Á: En tu blog personal hay una cita de Ernst Gombrich, quien dice que la palabra “arte” puede significar muchas cosas distintas, en épocas y lugares diversos. ¿Hacia dónde creés que va ese significado hoy en día para el arte contemporáneo en la era de Internet?
YC: En la misma dirección que ha ido siempre. Los artistas no vamos a cambiar la esencia. Pienso que -como ya sucede- vamos a tener cada vez mas posibilidades de comunicarnos, de compartir, y por eso, mayor abundancia de recursos.
Á: ¿Considerás que Internet y los medios sociales han cambiado en algo tu trabajo? Si es así, ¿en qué sentido?
YC: Internet y las redes sociales no han cambiado mi trabajo pero han incrementado muchísimo las posibilidades de mostrarlo y compartirlo. Eso ha significado un cambio importantísimo para mí. He sentido romperse -en parte- el mito de los peligros de la soledad del creador. Recibir crítica de personas de culturas y lugares remotos es absolutamente enriquecedor. Y estimulante. Me hace pensar cada vez más en mi obra, y crecer, a la vez que me permite colaborar con los que me ayudan con su crítica, aportando mis puntos de vista sobre sus obras.
Mirarme en el espejo del mundo a través de internet me causa un extraño sentido de pertenencia a un gigantesco e inasible grupo. Eso me genera un compromiso ético y afectivo que -inevitablemente- me hace elevar la mira en mi trabajo.
Á: ¿Qué artistas que has conocido por la web te interesan? ¿Por qué?
YC: Mauricio Planel, Pablo Bofelli (Felipunch), Muto, Federico Cimatti, Tomo Li, Usbaldo Ochoa, Ana Bidart, Felipe Secco Hoyos, y unos cuantos mas. Pero también por la web pude profundizar en la obra de artistas que ya conocía, como Jorge Macchi, León Ferrari, Marina Abramovic, Félix González Torres, y un largo etcétera.
En todos ellos me interesa -por sobre todo- el uso del pensamiento crítico como material inicial de trabajo.
Agradecemos mucho a Yamandú su participación en esta primera entrega de nuestra serie de entrevistas.
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