Internet y la tecnología digital, siempre que nos situemos bajo la perspectiva de una cultura libre, facilitan que el conocimiento, la educación, el arte y todo lo que es patrimonio intangible estén disponibles de manera más democrática. En este espacio, los creadores y gestores culturales participan como actores que producen, intercambian, comentan, conversan, contribuyen, compran, venden, muestran y ven, aprenden y enseñan. Es un campo que puede transformar al profesional de la cultura en un actor social mucho más potente.
La gestión cultural -ya sea desde instituciones y empresas o de forma independiente y autogestionada- implica la capacidad para manipular objetos culturales: identificarlos, clasificarlos, distribuirlos y activar comunidades en torno a ellos. Emergen hoy una serie de nuevas tareas, estrategias y competencias que tiene que manejar el gestor cultural en los nuevos medios:
1. Comprender la cultura de la participación y las nuevas audiencias: el usuario “prosumidor” y la nueva economía de la cultura. Cada vez más, se trata de un público no pasivo, que transita por múltiples medios, más dispuesto a compartir y menos dispuesto a pagar por aquello que se puede reproducir digitalmente. Solamente pagará por lo que es relevante y hace la diferencia y sin que se vea coartada su libertad de compartir.
2. Manejar metodologías para la difusión y promoción de la cultura en la Web 2.0 y las redes sociales. No se trata solamente de usar estos medios como una cartelera de anuncios más. Se trata de crear comunidad en torno a objetos culturales y de aprendizaje. Se trata de compartir conocimiento, no de hacer publicidad.
3. Estar capacitados para la creación y dinamización de contenidos culturales en los medios digitales: e-mail marketing, foros, e-groups, blogs, redes sociales, microblogging, etc. Estas herramientas requieren de múltiples competencias: trabajar con la imagen, la palabra, el audiovisual. Estar dispuesto a aprender las reglas propias de cada nuevo medio y no tratar de imponer las propias.
Los creadores y gestores culturales contemporáneos necesitan apropiarse significativamente de estas herramientas. Muchos de ellos son nativos digitales o adoptantes tempranos: desde los primeros net.artistas hasta los creadores de video juegos, desde programadores hasta ilustradores digitales. Otros son “inmigrantes digitales” con distinto grado de apropiación de la tecnología.
Sin embargo, el manejo cotidiano de herramientas informáticas no es lo que caracteriza a la cultura digital contemporánea, sino las actitudes sociales vinculadas al compartir, conversar, intercambiar, participar, remixar, co-construir y no temer a la distribución de ideas ni a mostrar procesos. Estas últimas son las competencias realmente claves en el escenario contemporáneo de la cultura.
Foto: Performance del artista australiano Stelarc.
Deja una respuesta