Algunos de los más interesantes e innovadores videos que circulan por la red consisten en animaciones de textos con una narración o música sincronizados. Las letras cambian de tamaño y color, se entrelazan o se desparraman, se disuelven, se deforman, se transforman en imágenes. A esto se le llama «tipografía kinética» y si bien tiene su origen en la publicidad, la TV y el cine, hoy en día la técnica se aprende en Internet, mismo canal en el que se difunden, a veces viralmente, estas obras centradas en el texto, su mezcla y mutación. Podría decirse que más que una técnica, es una manifestación de la cultura gráfica y audiovisual digital que tiene como protagonista central al usuario prosumidor.
Tres factores convergen para que así sea: 1) el software disponible simplifica el proceso de mezclar los distintos medios (editores de sonido, video, fotografía, ilustración); 2) el material a remezclar se encuentra ampliamente accesible en Internet (escenas de películas, canciones, textos literarios) y 3) existen innumerables canales de difusión de las obras (empezando por YouTube y todo el ecosistema de redes sociales para compartir e incluso viralizar). Es así que cualquiera dispone de los medios para transformarse en un Saul Bass y lograr cosas tan memorables como los títulos que preceden a «Psicosis» o «North by Northwest».
La tipografía kinética se ha extendido a los videos musicales (como éste, del Cuarteto de Nos), a la presentación o remixación de libros y películas, a la educación, al periodismo, a la propaganda política y a los más diversos propósitos. Existe un canal en Vimeo con unas 240 obras y es cuestión de hacer una búsqueda en YouTube para encontrar varias decenas más.
Las técnicas para experimentar con texto y movimiento se detallan en completos tutoriales como éste o éste. Sin embargo, el talento a la hora de manejar los recursos expresivos para generar trabajos realmente interesantes con esta técnica es algo bastante más complejo. Quizás recién ahora empezamos a comprender las lecciones de los poetas visuales que experimentaron con el texto como objeto concreto, no solamente como sintaxis. Se trata de una particular mezcla entre recursos literarios (metáforas, sinestesias) y visuales (características geométricas de la tipografía, escalado, colores, ritmos, etc.).
Muchos de los recursos visuales que se aplican a la tipografía en movimiento provienen del estilo Grunge que se popularizó en los noventa con los diseñadores gráficos Neville Brody y David Carson. Como dice el diseñador Daniel Collazos, la cuestión consiste en «el uso de la tipografía misma para animar las palabras y así convertirlas en objetos expresivos eliminando la mera función lectora; dejamos de leer palabras como amor o correr para ver correr las palabras».
La tarea de curador digital que recolecta y recomienda los mejores ejemplos, es también un apreciado talento para un rubro en el que abundan todo tipo de realizaciones, desde las más emocionantes a las más atroces. Y rescatando el rol del «content curator» en esta ocasión les dejamos otro video recolectado en nuestro canal de Vimeo que se basa en tipografía kinética. Además de ser un ejemplo muy bien logrado en la técnica, nadie va a dejar de encontrar algún consejo válido y aplicable a su trabajo en estas 29 formas de ser creativo:
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