Si bien hay pocas tareas más solitarias que la de escribir literatura, no menos cierto es que la escritura se nutre siempre de lecturas previas, del hallazgo de maestros y del diálogo con gente que escribe. Quienes hemos participado en talleres literarios sabemos que no hay nada más estimulante para la propia producción literaria que la gimnasia de la creación y el intercambio crítico con pares. Aprovechando el lanzamiento en Ártica del taller literario online «El poeta como artesano», entrevistamos a Marina Yuszczuk, su coordinadora. Marina es poeta, licenciada en Letras y crítica de cine. Con ella conversamos sobre su visión de lo que es un taller literario y también sobre otros temas, como la edición independiente y la cuestión de cómo se hace poesía hoy, en el siglo XXI.
¿De qué forma creés que aporta un taller literario a la expresión creativa de los participantes?
Bueno, primero que nada, todos queremos que nos lean y que nos digan lo que piensan sobre nuestros poemas. Incluso si después no nos gusta lo que nos dicen (siempre esperamos elogios, eso es muy humano), existe ese deseo, y entonces lo mejor es hacerle caso. Esa necesidad, que nos lleva a buscar la opinión de los otros (no de nuestros amigos), es un arma de doble filo: seguramente nos vamos a encontrar con elogios que nos gratifiquen pero también con críticas. Y esto último es sólo para valientes; puede ser maravilloso, nos puede transformar, inquietar todo lo que pensamos. La creatividad existe pero cuando se pone a prueba de esa manera se puede re-crear permanentemente. Y no sabemos cómo vamos a ser después de eso, entonces es una aventura.
El taller online que vas a coordinar en Ártica se llama “El poeta como artesano”. La idea de trabajo manual, de oficio, es bastante diferente del aprendizaje académico. Vos sos Licenciada en Letras y, además de los talleres, has dado clases en una universidad. ¿Qué lugar creés que ocupa para la literatura la educación no formal, centrada en el hacer, en relación con la educación académica?
La educación académica tiene un objetivo muy concreto que es formar a las personas en el discurso crítico (de tipo académico, claro, que es una clase específico de discurso) y darles un panorama de la historia de la literatura. Eso no tiene nada que ver con la escritura creativa de novelas, cuentos, poemas; la universidad se dedica al polo de la recepción y la interpretación, no al de la producción. Por eso muchos alumnos que eligieron la carrera de Letras porque les gustaba escribir se decepcionan enseguida. Por mi parte, mientras estudiaba en la universidad fui haciendo otro tipo de formación por afuera, sobre todo en talleres literarios y en intercambios más informales con amigos poetas. Ahí es donde se aprende lo que de verdad nos sirve y apasiona, donde se discute sobre técnica, sobre la conveniencia de elegir una palabra por sobre otra para mejorar un poema. Y para el que disfruta del lenguaje de esa manera, eso es un placer terrible.
Escribís en tu blog personal y participás de otros proyectos llevados adelante en conjunto con otros poetas de forma independiente. Para este taller, hacés hincapié en que el poeta se piense como un potencial gestor cultural en su ámbito de acción y señalás que al finalizar se considerará la edición independiente de las producciones. ¿Dónde pensás que están las ventajas de este enfoque por sobre el camino tradicional de los envíos de textos a las editoriales o la participación en consursos literarios?
En realidad, si lo que uno hace es medianamente novedoso o realmente bueno, lo más probable es que nunca llame la atención de una editorial importante ni gane un concurso, porque tanto las editoriales como los concursos literarios suelen ser conservadores y eligen lo que ya está probado. Por otra parte, en los últimos años las ediciones independientes, tanto digitales como en papel, formaron una verdadera red que da visibilidad y difunde la obra de nuevos poetas (muchos de ellos son buenísimos). No veo por qué habría que esperar a que alguien nos elija, si estamos convencidos de lo que hacemos. Me parece que la autogestión hace posible una libertad enorme y hay que aprovecharla.
¿Qué es lo primero, o lo principal, que intentás transmitirle en tus talleres a las personas que llegan para aprender a escribir poesía?
Una idea de Ponge, un poeta que me interesa muchísimo. El dice que hay que tener el coraje de elegir el propio gusto, nunca tener vergüenza. Y que por esa fidelidad al propio gusto un poeta se puede instalar en la calidad. Pero ese gusto, ¿adónde está? A veces lo que nos gusta es simplemente lo que nos enseñaron; al gusto hay que buscarlo. Y por eso también el taller.
En el último siglo la poesía rompió con las formas clásicas y abandonó el lenguaje artificialmente culto. De alguna forma, se perdieron ciertas seguridades, se empezó a desconfiar de los manierismos y los poetas se volvieron más autorreflexivos. La ironía pasó a ser una actitud habitual a la hora de hablar sobre temas que antes se trataban de forma grave o solemne. En este sentido, ¿es más difícil hacer poesía hoy que en el siglo XIX, o que en la época de las vanguardias del siglo XX? ¿Cómo se hace poesía hoy?
Es muy difícil imaginarse el pasado, si fue más fácil o más difícil. Lo que es cierto es que hay un camino trazado por todos estos poetas que vinieron antes, y que es muy estimulante: se instaló en casi todos los casos el verso libre (que no quiere decir escribir cualquier cosa, sino inventar el propio ritmo), el uso del lenguaje coloquial, la posibilidad de hablar de cosas cotidianas, ridículas, banales, simples. Hoy la mayor parte de la poesía se hace a partir de la experiencia pero también hay quienes escriben desde la fantasía, o ponen el énfasis en el ritmo. En definitiva las posibilidades son infinitas, ahora más que antes. Lo hermoso sería que en este taller se arme un grupo de personas bien distintas, de procedencias y costumbres distintas y con diferentes usos del lenguaje; eso sería lo más divertido para todos.
Les recordamos que se encuentra abierta la inscripción para el taller online de poesía que coordina Marina en Ártica. Además, los invitamos a conocer el blog «Lo que la gente hace«, donde escribe habitualmente, y a leer otra entrevista reciente en la que opina sobre el proceso de creación y sobre la poesía actual.
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