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En este boletín les compartimos un repaso de lo que hicimos en Ártica este 2017 y les contamos cuáles son nuestras ideas para el año próximo. Les agradecemos por acompañarnos, leernos, participar en las actividades que ofrecemos y construir con nosotros una cultura digital más libre y solidaria. ¡Buen comienzo de 2018!
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Como en todos los demás campos de la sociedad, la perspectiva feminista hace visible y cuestiona la desigualdad en la producción, circulación y acceso a la cultura. En el campo de la producción cultural las mujeres son excluidas a través de reglas de pertenencia, prácticas editoriales, operaciones de la crítica y muchos otros mecanismos. Las mujeres, en tanto autoras, tienden a ser relegadas a ciertos temas y géneros, limitando su campo de acción y reforzando estereotipos. Pero, sobre todo, son arrojadas al rol de consumidoras culturales.
Esta desigualdad, que tiene una larga historia, se reformula con Internet, no exactamente en los mismos términos, pero sí con idénticos fines. Por eso son tan interesantes las nuevas estrategias del feminismo en relación con la cultura y las tecnologías. El objetivo de ir hacia una cultura digital feminista, y, más aún, hacia una Internet feminista, es lo que hoy en día reúne muchísimas iniciativas, de las que en este post vamos a mencionar solo un puñado.
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Hay una falacia que se reproduce frecuentemente cuando se habla de la remuneración del trabajo creativo. Es la idea de que el trabajo creativo produce valor por la contribución de individuos aislados –”los creadores”–, y que otros individuos –”los consumidores culturales”– acceden al mismo también de forma aislada, o como mucho en grupos familiares, siendo los responsables de pagar por ese valor en el mercado. Cada cual desde su cuenta de usuario premium, con su entrada para el espectáculo, con su abono a la TV por cable o adquiriendo personalmente bienes como libros, discos o películas. Internet resultó removedora para esta lógica de acceso de mercado. No obstante, a las formas comunitarias de acceso se las etiqueta como “piratería” y cada vez más cercos se levantan para el acceso a la información en la web pública y abierta. “De algo tienen que vivir los creadores”, se dice, criticando la lógica del acceso abierto como “culpable” de quererlo todo sin pagar nada. Si bien ya hemos hablado muchas veces sobre modelos sustentables para la cultura en tiempos digitales, en este post revisamos algunas opciones innovadoras para conciliar el acceso abierto a la cultura y una retribución justa a quienes participan en la producción cultural.
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El viernes 24 de noviembre se estrenó el documental Cultura radical, producido por Nodo Común y Red-acción. El film reúne, a lo largo de 26 minutos, los testimonios de cuatro vendedores de películas de la ciudad de Cochabamba, Bolivia, que comparten el interés por el cine de autor, así como la preocupación por ofrecer a sus clientes películas de buena calidad, muchas veces difíciles de conseguir.
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En Ártica proponemos una nueva modalidad de cursos online, donde la enseñanza es personalizada y cada estudiante puede comenzar cuando desea. Se trata de una oferta variada de cursos online para gestores culturales, artistas y personas involucradas en la cultura, haciendo foco en las herramientas y estrategias digitales de acción. Cursos cortos, orientados a la práctica, con docentes dispuestos a trabajar en el apoyo de los procesos personales de cada participante. Los cursos online a los que te puedes inscribir son los siguientes:
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